lunes, 10 de marzo de 2025

Hábitat para el quebrantahuesos en La Rioja.

El quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) desapareció del Sistema Ibérico riojano hacia mediados del siglo XX. En las últimas décadas las observaciones de aves dispersantes en estas montañas han sido cada vez más frecuentes. La mayoría de esos ejemplares pasan por aquí días, semanas e incluso meses y son jóvenes o subadultos, tanto nacidos de forma natural en el Pirineo como liberados en alguno de los proyectos de reintroducción que hay en España (Maestrazgo y Cazorla).

Esta dinámica propició que en 2022 y 2023 una pareja se asentara en el Alto Najerilla e hiciera sendos intentos de nidificación. Desafortunadamente ambos fracasaron por causas naturales y, para colmo de males, unos meses después del último intento la hembra murió en un movimiento de dispersión fuera de la región.

A pesar de aquel fracaso, lo relevante es que el Sistema Ibérico riojano cuenta con áreas favorables para recuperar una población reproductora de la especie. Esta es la idea que hemos comunicado en un póster presentado en el 26 Congreso Español de Ornitología celebrado días atrás, del 12 al 14 de febrero de 2025, en Valencia. En él se resume el análisis que realizamos para identificar zonas donde un posible proyecto de reintroducción podría contar con mayores garantías de éxito.

Póster presentado en el 26 Congreso Español de Ornitología organizado días atrás, del 12 al 14 de febrero de 2025 en Valencia por la Sociedad Española de Ornitología (SEO).



 

Adulto de quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) tomando corrientes térmicas que se forman en los paredones calizos de las montañas que frecuenta. Ejemplar fotografiado en el Pirineo aragonés. Foto: César María Aguilar Gómez.


Cabecera del río Portilla, la presencia de ganadería extensiva, que aprovecha los pastos calizos, y la abundancia de ungulados silvestres favorecen la presencia de restos óseos de carroñas de los que se alimenta. Sistema Ibérico riojano. Foto: César María Aguilar Gómez.




Quebrantahuesos (Gypaetus barbatus) joven con plumaje oscuro, muy diferente de la coloración que tendrá de adulto. Durante varios años, los jóvenes y subadultos realizan amplios desplazamientos territoriales que les llevan a visitar cordilleras diferentes a las que nacieron. Fruto de esas exploraciones llegan aves al Sistema Ibérico riojano. Ejemplar fotografiado en el Pirineo aragonés. Foto: César María Aguilar Gómez. Gómez








lunes, 3 de marzo de 2025

Espacios en blanco

A mediados de los noventa recuerdo escuchar a Reinhold Messner, la primera persona que había conseguido los 14 ochomiles de la Tierra sin oxigeno, decir que las montañas necesitaban recuperar “espacios en blanco”, White Wilderness los llamaba. Fue en una entrevista que le hizo para EITB el periodista Roge Blasco en su programa “Doctor Livingstone Supongo”. 

Con ello Messer se refería a que ya se había cartografiado prácticamente todo, se había llegado a la mayoría de las montañas y el mundo se estaba quedando pequeño a base de proporcionar todo tipo detalles para rutas, ascensiones y escaladas a los lugares, hasta entonces, casi inaccesibles. Una época estaba a punto de acabar, se lamentaba. Y proponía dejar de compartir tanta información sobre cómo llegar o acceder a los lugares, permitir que los que vinieran después tuvieran el derecho a hacer sus propios “descubrimientos” y elecciones.

Si hace tres décadas a Messner el mundo ya le parecía demasiado hollado, no sé que pensará hoy a sus 80 años con toda la masificación deportiva. En eso andaba hoy pensando mientras caminaba solo, al tuntún, con el silencio que proporciona la nieve por una zona montañosa del Sistema Ibérico riojano disfrutando del inmenso espacio en blanco que me ha regalado una nevada y una niebla diáfana.

Hay descanso en contemplar y caminar por un paisaje reducido a casi nada. Hay liberación en prescindir de la tiranía de los estímulos. Es como si a ese paisaje, que conozco de haber recorrido varias veces, le hubieran pasado una de esas herramientas de borrado de pixeles que tienen los programas de edición de imágenes dejando solo unas referencias a las que asir la mirada: un vallado, unas piedras, unas briznas de hierba, unos árboles.

 

Apenas lugares donde posar la mirada. Sin huellas, sin viento, sin ruidos. Sistema Ibérico (La Rioja). Marzo 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

Bajo la nieve los enebros (Junniperus sp) desdibujan sus formas. Sistema Ibérico (La Rioja). Marzo 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

El blanco tiene sus matices, la niebla torna de azul plomizo algunos de los escasos horizontes. Las briznas muertas de las hierbas, crecidas en verano, son ahora muestrarios de cristales de hielo. Sistema Ibérico (La Rioja). Marzo 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

Tras toda la noche aguantando bajas temperaturas y una nevada suave y constante, los pinares (Pinus sylvestris) aún no se han desecho de la nieve recibida. Sistema Ibérico (La Rioja). Marzo 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

Solo la suerte hace que las únicas aves que llegué a ver en este desierto blanco fueran unas de las más coloridas de la avifauna local: jilgueros (Carduelis carduelis). Sistema Ibérico (La Rioja). Marzo 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

El pelaje de invierno libra a este zorro (Vulpes vulpes) de las bajas temperaturas, pero no del hambre y del esfuerzo que debe costar encontrar hoy algo por aquí para comer. Sistema Ibérico (La Rioja). Marzo 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

Negro sobre blanco. Nunca me ha venido tan bien el gorro que mi hermano David se trajo en los noventa de sus años por Moscú, cuando decía que patinaba en el hielo del río de aquella ciudad. Sistema Ibérico (La Rioja). Marzo 2025. Foto: César María Aguilar Gómez.

sábado, 15 de febrero de 2025

Laberinto mar. Un viaje por la vida y la historia de nuestras costas (libro).

Mi primer libro de 2025 ha sido este de Noemí Sabugal. Salido de imprenta hace solo unos meses y la estupenda Biblioteca de La Rioja ya lo había adquirido para su catálogo. La idea de reunir en un solo libro todo lo relativo al mar y las costas españolas me pareció una propuesta interesante cuando ojeé el ejemplar.

A lo largo de varios años Noemí indagó y leyó historia y literatura marina, recorrió puertos, costas, museos y se entrevistó con todo aquel que tuviera algo que contar. Desde todas las perspectivas: histórica, social y natural. Por todas las geografías: del litoral peninsular, Atlántico y Mediterráneo, a los insulares de Canarias y Baleares.

Con todo ello ha hecho una narración saltarina y fluida que va de aquí para allá, de costa a costa, sin la atadura de un itinerario concreto, dejándose llevar a donde le conduzca el relato. Por sus páginas pasan oficios, industrias, aficiones, huidas, supervivientes y ladrones de tesoros. También náufragos, piratas, nadadores, narcos, balleneros, arrantzales, ornitólogos, mariscadores y oceanógrafos.

Una lectura, como otras de mar, que a mí me gustan para el invierno, cuando al desamparo de la intemperie, el viento y el salitre uno contrapone el confort y el calor del hogar. Un relato que he aderezado con mis propias imágenes marinas, las de muchos recorridos por las costas ibéricas e insulares, de las que traigo aquí abajo algunas fotos..

Laberinto mar. Noemí Sabugal. Alfaguara 2024. 379 pp.

La costa árida del Cabo de Gata es uno de los pocos tramos del litoral mediterráneo español que se ha librado del proceso que Noemí Sabugal denomina legolización el apilamiento de ladrillos como si fuera un juego de Lego para construir hoteles y apartamentos. Aun así la amenaza sigue, como la del hotel Algarrobico, en Carboneras, paralizado desde hace dos décadas y símbolo de las construcciones ilegales junto al mar. El Plazayo y Rodalquilar. P. N. Cabo de Gata (Almería). Foto: César María Aguilar Gómez.

El puerto de Burela (Lugo) es uno de los que todavía mantiene una importante actividad en el mar Cantábrico. De allí parten barcos para pesquerías de bajura y los que van a Gran Sol. Barco bonitero Reina del Carmen, un barco amarrado en el puerto cuya visita merece la pena, sobre todo si, como a nosotros, te lo explica un marinero de verdad que usó y conoce todo lo que el barco contiene. Foto: César María Aguilar Gómez.

«Allí donde más rompe la ola, donde las aguas se oxigenan más, es donde crecen los percebes que los percebeiros arrancan con la ferrada, una especie de lanza con una hoja cortante de  hierro o acero que sirve para despegarlos de las rocas (...). En las lonjas gallegas se venden cada año más de doscientas toneladas de percebe, con unos ingresos que se acercan a los nueve millones de euros», Laberinto mar,  Noemí Sabugal. Percebes (Pollicipes pollicipes). Ribadeo (Lugo). Foto: César María Aguilar Gómez.

Maqueta de la nao San Juan, embarcación ballenera encontrada en 1978 en Terranova, estudiada por arqueólogos canadienses y que es el barco del siglo XVI mejor conservado del mundo. La nao original fue construida en Pasaia y actualmente la asociación Albaola ha creado un astillero-museo para construirla de nuevo con técnicas y materiales de aquella época. Ilustración de la exposición del museo. Pasaia (Gipuzkoa). Foto: César María Aguilar Gómez.

Hasta 1985 se mantuvo en España una industria para la caza de ballenas, en 1986 entró en vigor la actual moratoria. Imagen del despiece de un rorcual (Balaenoptera sp) en 1965 en la factoría de Morás (Lugo). Imagen expuesta en el Museo Provincial do Mar, San Ciproán (Lugo). Foto: César María Aguilar Gómez.


Amaneciendo frente al faro de la isla mayor de Las Columbretes, un cráter volcánico parcialmente sumergido situado en el Mediterráneo entre el litoral de Castellón y las Islas Baleares. Reserva Natural Islas Columbretes. Foto: César María Aguilar Gómez.

 

A finales de septiembre crecen los pollos del halcón de Eleonora​ (Falco eleonorae) gracias a las capturas que hacen los adultos de pequeños pájaros migradores que atraviesan el Mediterráneo hacia África. Esta rapaz retrasa su reproducción para hacerla coincidir con este maná alimenticio. Reserva Natural Islas Columbretes. Foto: César María Aguilar Gómez.

Linterna del faro situado en el cabo Estaca de Bares, el lugar más al norte de España, un entrante de tierra con acantilados sobre el Cantábrico frente al que cada año pasan en migración más de un millón y medio de aves marinas. Desde aquí se censa el paso junto a la costa de alcatraces, págalos, charranes y pardelas. La Coruña. Foto: César María Aguilar Gómez.

A pie de puerto, las capturas que los hombres hacían en el mar daban trabajo a las mujeres en la industria conservera. Escudo en el edificio de la antigua fábrica de conservas Ártica. Cariño (La Coruña). Foto: César María Aguilar Gómez.

En las praderas de Posidonia los cardúmenes de salema (Sarpa salpa) ramonean los frondes de sus hojas y los invertebrados que sobre ellas crecen. P.N. Cabo de Gata (Almería). Foto: César María Aguilar Gómez.


















domingo, 9 de febrero de 2025

Búhos reales en la ribera del Ebro

Encuentro casual, en febrero, con un búho real (Bubo bubo) en el interior de un soto de ribera. Las "orejas" tiesas, esas dos plumas que le salen de la cabeza, y el par de ojazos, rojos anaranjados, completamente abiertos delatan su inquietud por verse descubierto. Río Ebro, La Rioja. Foto: César María Aguilar Gómez.

 

Hace más de tres décadas, cuando empezábamos a salir al campo a ver aves, ver un búho real en La Rioja era todo un premio. Esta nocturna, como otras muchas grandes rapaces ibéricas, empezaba a remontar tras décadas de persecución humana. No es de extrañar que, para criar, las parejas se hubieran tenido que refugiar en los cantiles más inaccesibles.

Cada año, a partir de diciembre, acudíamos al atardecer a esos lugares llenos de expectativa. Si oíamos su ulular al ponerse el sol ya nos volvíamos más que satisfechos. Ya ni te cuento si lográbamos ver su silueta, posado o en vuelo, sobre las peñas. Quizás para entonces la especie estaba ya recuperando sus poblaciones, pero nosotros solo los buscábamos en sitios recónditos. Tal era el mito del "Gran Duque".

Con el tiempo y la recuperación del conejo en el valle del Ebro, su presa principal por aquí, descubrimos que les empezaba a ir relativamente bien. Al menos para las densidades que puede alcanzar un superdepredador en la naturaleza donde, por definición, las especies situadas en la cúspide de la cadena alimentaria deben ser escasas. Y esta recuperación fue de forma natural, sin más ayuda que la mejora de sus presas y del "cese de hostilidades" por parte del hombre. Qué no es poco.

En el valle del Ebro conocíamos varios territorios en los cortados fluviales. Allí eran más fáciles de detectar que en otros sitios, sobre todo cuando los pollos, ya crecidos, se asomaban a la entrada de las oquedades donde habían nacido. La "Mikkola", la guía de rapaces nocturnas de Europa que manejábamos, hablaba de lugares de reproducción insólitos para nosotros. Aseguraba que podían criar en cualquier lugar, hasta en el propio suelo. Nos costaba creerlo. 

Con el paso de los años tuvimos que dar la razón a Mikkola. Vimos que, si los dejaban y si contaban con presas suficientes, los búhos no dependían tanto de los grandes cortados como habíamos pensado. Se nos cayó el mito del ave rupícola. Lo era, sí, pero más por necesidad que por "principios".

Estas reflexiones vienen al caso porque en mis años por el Ebro los encuentros con estos búhos han sido cada vez más frecuentes. Sin buscarlos, por pura casualidad, en pleno día, donde no los esperaba. Ejemplares criando en escarpes fluviales diminutos por los que pasaba con el kayak o aves que descubría descansando sobre árboles internándome a pie en la espesura de la ribera.

Visto su oportunismo, no sería raro que ya estén criando en los nidos de rapaces forestales que quedan vacíos en invierno. Porque, como buen "señorito" o "duque", lo de construir nidos no va con él, sino que ocupa cualquier oquedad, en los cortados, o usa los nidos de otras aves cuando están disponibles. Comprobar si así ocurre en los sotos se vuelve difícil en este medio, más que el seguimiento que hacíamos de sus territorios de los cortados en los noventa.

La próxima vez que te adentres en un ribera del Ebro recuerda que es posible que haya unos ojos rojos ahí arriba observándote. Quizás no lo veas, pero saber que un búho real puede llegar a ocupar también estos ambientes añade un encanto adicional a los sotos de este río.

Durante un rato, el ejemplar de búho real (Bubo bubo) de este encuentro confió en su quietud y en la capacidad de su plumaje para desdibujarle entre las ramas del álamo blanco (Populus alba) donde descansaba. Río Ebro, La Rioja. Foto: César María Aguilar Gómez.

Este ejemplar de búho real dormileaba un soleado día de invierno en una ribera de chopos del Ebro y, al oír pasos en el sotobosque, salió con su vuelo silencioso y pesado hacia el cortado fluvial de yesos que había en la orilla de enfrente a refugiarse en sus oquedades. Río Ebro, La Rioja. Foto: César María Aguilar Gómez.


Este pollo de búho real observaba desde la pequeña repisa donde había nacido, a escasos metros sobre el agua, el kayak que se aproximaba por el río un soleado día de julio. Río Ebro, La Rioja. Foto: César María Aguilar Gómez.

Ficha del búho real (Bubo bubo) de la Guía de las Aves de La Rioja publicada en 2022. https://www.larioja.org/medio-ambiente/es/publicaciones/monografias/guia-aves-rioja

Ficha del búho real (Bubo bubo) de la Guía de las Aves de La Rioja publicada en 2022. https://www.larioja.org/medio-ambiente/es/publicaciones/monografias/guia-aves-rioja

viernes, 10 de enero de 2025

Lecturas 2024

El pasado año volvió a estar lleno de lecturas. Me sigue sorprendiendo la cantidad de sugerentes historias y geografías que me quedan por recorrer. El otro oí a una escritora una reflexión que suscribo, vino a decir que hay quien busca respuestas en los libros, pero que lo único que se obtiene de ellos son nuevas lecturas. «Los libros solo llevan a más libros», sentenció certera.

Y es tal cual. Tenga más o menos tiempo para dedicarles, lo único cierto es que mi número de libros pendientes continúa en ascenso. Como otros años, por aquí dejo unas breves notas de los 7 que más me gustaron y la relación completa de lecturas del año.

En el fin del mundo. Las memorias de James Huntington narradas por Lawrence Elliot.

Huntington creció en interior de Alaska a comienzos del siglo XX. A lo largo de su vida fue trampero, cazador, líder comunitario y corredor de trineos. Estas memorias, obtenidas a partir de conversaciones con el escritor Lawrence Elliot, te dejan de piedra por la dureza de la vida en aquellos parajes del Gran Norte, tanto la del protagonista como la de sus padres, una nativa americana atabasca y un aventurero que llegó al Yukon con la fiebre del oro de 1898. De historias como estas debió alimentarse Jack London para sus relatos.



La red oculta de la vida. Cómo los hongos condicionan nuestro mundo, nuestra forma de pensar y nuestro futuro. Merlin Sheldrake.

Un alucinante, y nunca mejor traído el término hablando de este reino de la vida, ensayo sobre el mundo de los hongos. Proliferan últimamente muchos libro de este género sobre el mundo vegetal y afines, pero este me ha parecido realmente bueno, trascendiendo el oficio de divulgador para convertirse en buen escritor. Lo he devorado fascinado.

 

 

Cuestión de olfato. Historias asombrosas sobre el mundo de los olores. Bill Hansson.

Buena parte del mundo animal vive en un paisaje de olores. Sin saber de ese entorno y sus canales difícilmente puede uno comprender cómo funcionan muchos comportamientos, tanto en el mundo natural como en nuestra propia especie. Un tema, del que conocía bien poco, expuesto por un investigador con una gran habilidad para divulgar y tirar del hilo argumental.

 


 

Senderos. El deseo de viajar a pie. Torbjorn Ekelund.

Este libro ha sido una sorpresa. El enfoque, la historia del autor..., me ha atrapado desde el primer capítulo. Lejos de la épica de los andarines Forrest Gump sin cometido, o de los que buscan el deporte o la hazaña por sí misma, las reflexiones del autor del libro, mitad ensayo, mitad vivencias, me ha cautivado. Un libro breve, reducido, sí, porque no más páginas es sinónimo de mejor. Para mi la dificultad de la escritura no está tanto en escribir en sí, sino en saber resumir, hasta que a los párrafos ya no les queda nada accesorio. Y este libro, a mi modo de ver, lo consigue.

 

  

Las siete hijas de Eva. El asombroso descubrimiento que nos permite trazar nuestro propio origen genético. Bryan Sykes.

El libro de este genetista es un clásico. Estaba entre las lecturas pendientes de hace mucho tiempo y, por fin, saqué tiempo y ganas de sumergirme en él. La herencia del material genético de las mitocondrias solo se transmite por vía materna de modo que su estudio permite retroceder en nuestra genealogía hasta los orígenes, hasta la teórica "primera mujer" de todos los humanos. Bryan, presenta su rastreo del genoma humano recreando los 7 linajes de mujeres que halló que dieron lugar a todos los humanos modernos que, metafóricamente hablando, llama las 7 hijas de Eva. Para cada una de ellas construye la vida que pudo llevar en base a lo que la ciencia sabe de los contextos en los que vivieron.

Mis años Grizzly. En busca de la naturaleza salvaje. Doug Peacock.

Doug Peacock es un tipo un tanto excéntrico, un excombatiente de Vietnam. A mi modo de ver, redimido por la obsesión de la búsqueda de osos y de la vida salvaje en las montañas de los Estados Unidos para purgar los horrores de la guerra que vivió. Y por tanto, también es, en muchos aspectos, un producto netamente norteamericano. Durante los años a los que ser refiere fue una de las personas que más horas pasó tras los osos para obtener fotografías y grabaciones que demandaban a finales del siglo XX revistas y documentales. Parece que su carácter y vida sirvió para dar forma al protagonista de la novela La banda de la tenaza de Edward Abbey.

 

 

¿Quién se comió la primera ostra? Los pioneros detrás de las mayores innovaciones de la historia. Cody Cassidy.

El enfoque de este libro para presentar cuestiones de antropología y evolución del hombre es divertido y efectivo. Hay ya mucho escrito de estos temas, pero para mí ninguno como este. Lo encontré por casualidad ojeando estanterías de la biblioteca de La Rioja y con solo echar un vistazo rápido intuí que su autor sabían bien cómo atrapar y despertar la curiosidad por estas cuestiones. No me defraudó. Capítulos cortos, bien documentados y con bastante humor, que es algo que siempre agradezco en los libros.

 

 

Fuego en la montaña. Edward Abbey.

El único libro de ficción de esta lista de seleccionados, pero de un autor clásico por su relación con la naturaleza, el irreverente y provocador norteamericano Edward Abbey, al que descubrí hace unos años y del que este es el tercer libro que me leo. Tensión muy bien llevada, con el trasfondo ético que despliega siempre en sus novelas sobre la libertad individual, sus consecuencias y los compromisos morales que uno adquiere respecto a la naturaleza.

 

 

 

 

Otras lecturas de 2024.


-Possuelo, el hombre que paró el tiempo. Relatos amazónicos. Luis Miguel Domínguez.
-El río. Exploraciones y descubrimientos en la selva amazónica. Wade Davis.
-Hugo Pratt. El deseo de ser inútil. Recuerdos y reflexiones. Conversaciones con Dominique Petitfaux.
-Viaje al traspasado corazón del mundo. Rebuscando Eldorado en el Amazonas. Francisco y Juan Carlos de la Cal Ovejero.
-Un cambio de verdad. Una vuelta al origen en tierra de pastores. Gabi Martínez.
-El peregrino. J.A. Baker
-La nieve del almirante. Álvaro Mutis.
-La tristeza de la tierra. La otra historia de Buffalo Bill. Eric Vuillard.

 


-Primavera extremeña. Apuntes del natural. Julio Llamazares.
-Incendiar la pradera. Un ensayo sobre la “revolución” en el Perú. José Luis Rénique.
-La invención del norte. Historia de un punto cardinal.  Bernd Brunner, .
-La muerte de los bosques. ¿Qué es un bosque? ¿Cómo funcionan? ¿Por qué están colapsando algunos bosques en todo el planeta? Francisco Lloret.
-El peligro de una historia única. Chimamanda Ngozi Adichie.
-El científico. Edward O. Wilson una vida en la naturaleza. Richard Rhodes.
-Donde viven los caracoles. De campesinos, paisajes y pueblos. Emilio Barco.
-Como se meten ocho millones de especies en un planeta. La teoría ecológica explicada a personas curiosas. Ignasi Bartomeus.



-El mundo sin nosotros. Alan Weisman.
-El nombre de las estrellas. Pete Fromm.
-Huellas. En busca del mundo que dejaremos atrás. David Farrier.
-Yanomamö. La última gran tribu. Napoleon A. Chagnon.
-Vuelta al país de Elkano. Ander Izaguirre.
-El año 1000. Cómo los primeros exploradores iniciaron la globalización. Valerie Hansen.
-La montaña viva. Nan Shepherd.
-Pirineos. Mas allá de las montañas. Kris Ubach.



-Invierno. Rick Bass.
-Por qué miramos a los animales. John Berger.
-La frontera salvaje. Washintong Irving.
-La diversidad de la vida.  Edward O. Wilson.
-De regreso a la naturaleza. La meditación y el mundo natural. Claire Thompson.
-España no es país para ríos. Viaje por las aguas que una vez amamos. Ramón J. Soria Breña.
-Refugio. Terry Tempest Willians.
-Los ríos salvajes. Ramón J. Soria Breña.


 


-El hombre de las dos patrias. Tras las huellas de Albert Camus. Javier Reverte.
-Siete vidas y media. Recuerdos. Alberto Vázquez-Figueroa.
-Capitalismo canalla. Una historia personal del capitalismo a través de la literatura. César Rendueles.
-Amazonía-China. Dos viajes de vuelta. Óscar Calavia.
-Noam chomsky. Una vida de discrepancia. Noam chomsky
-Ateísmo para principiantes. Por qué no necesitamos a Dios en nuestra vida. Richard Dawkins.
-La ruta Orellana. Alberto Vázquez-Figueroa.
-El bosque de los urogallos. Mario Rigoni Stern.
 


-Viento salvaje. Crónica de una tragedia en los Pirineos. Jordi Cruz.
-Todo en su sitio. Primeros amores y últimos escritos. Oliver Sacks.
-Cenando con Darwin. Tras la huellas de la evolución de los alimentos. Jonathan Silvertown.
-Cinco continentes. Nikolái I. Vavílov.
-La evolución de la belleza. De cómo la teoría olvidada de Darwin explica la atracción sexual y cómo los animales y los humanos eligen pareja. Richard O. Prum.
-Los bosques flotantes. Historia de un roble del siglo XVIII. Gaspar de Aranda y Antón.
-Voltaire/Rousseau. La disputa. Jean-Francois Prevand.
-El lejano oeste. Bret Harte.


-El vaquero indomable. Una vieja historia de un tiempo nuevo. Edward Abbey.
-El arte de vender mierda. El fecomagnetismo, la homeopatía y otras estafas. Fernando Cervera.
-África. Un viaje de cuento. La vuelta al mundo en bicicleta. Salva Rodríguez.
-Butcher’s crossing. John Williams.
-Cómo hablar balleno. La sorpresa, el placer y el valor de escuchar a los animales.   Tom Mustill.
-Una vida en nuestro planeta. Mi testimonio y una visión para el futuro. David Attenborough.
-El sentido del asombro. Rachel Carson.
-Islas del abandono. La vida en los paisajes posthumanos. Cal Flyn.




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