domingo, 10 de marzo de 2024

Libros 2023

Viajar con los libros es una actividad que disfruto, casi tanto, como hacerlo físicamente. El pasado 2023 tuve la suerte de dar con un buen número de libros enormemente atractivos. Los de temática natural y "no ficción"  son mis preferidos. Voy a destacar aquí siete de ellos, los que más me sorprendieron y que recomendaría.

En realidad hubo muchas más viajes "de papel", como el que hice siguiendo a Roger Deakin en sus chapuzones a nado por todo el Reino Unido en su original "Diarios del agua" o cuando me embarqué en las frías aguas polares con Javier Reverte en su "Confines".

También ensayos, ficción, historia... Con todos ellos, como hago otros años, me gusta componer un collage de portadas que me haga recordar las publicaciones que me acompañaron, me hicieron disfrutar, reflexionar o, no menos importante, evadirme. Pero antes, ahí van unas notas breves de mis siete preferidos del pasado año.

Los últimos balleneros. Doug Bock Clark.
Lo que más he sorprendido de esta historia es descubrir que, a día de hoy, siguen existiendo poblaciones que viven íntegramente de la caza del cachalote. Sí, en Indonesia, a la manera manera tradicional, jugándose el tipo con arpones de bambú y barcas a remos. El periodista Doug Bock Clark ha pasado varios años entre aquella gente y reconstruye sus vidas, anhelos y los cambios de una sociedad a la que, como al resto del mundo, arrolla la modernidad. Un libro completamente inesperado.

 

 

Búhos de los hielos del este. Una apasionante expedición. Jonathan C. Slaght.
Jonathan C. Slaght ha sabido trasladar a un libro el desarrollo de las aventuras de su tesis doctoral para estudiar el búho manchú en Siberia. No es un libro para biólogos, pese a lo que pudiera parecer. En él retrata muy bien una sugerente región situada en los confines de Rusia de la que sabemos entre poco y nada. Y por cierto, algo que valoro mucho, humor no le falta. Muy recomendable.



Los búfalos de Broken Heart. La aventura de recobrar un vida noble y salvaje. Dan O'Brien.
Este libro no es ninguna novedad, ya se ha divulgado mucho, pero la historia de Dan O'Brien es admirable y muy motivadora. Cuenta su empeño por convertirse en ganadero de búfalos contra toda la inercia de la ganadería industrial. En estos tiempos que parece que solo hay una manera de producir alimentos, la del negocio intensivo, se agradece un libro como este.



 

El evangelio de las anguilas. Patrik Svensson
Vaya por delante que la biología de las anguilas me fascina, por muchas cosas pero sobre todo porque llevan ocultándonos sus secretos más dos milenios. Y todavía hay mucho que se nos escapa. El punto de vista de Patrik no es el de un biólogo. Es cierto que utiliza la historia natural, pero partiendo de ella y de su propia historia personal teje un hilo argumental delicioso que deriva a temas más generales como la propia identidad. Un libro exquisito. Lo recomiendo sin ninguna duda.

 

La selva herida. Martín Ibarrola.
Partía con cierto escepticismo respecto a este libro, porque ya he leído tanto del Amazonas que el viaje reciente de un periodista joven pensé que estaría lleno de tópicos y no podría seducirme. Pero estaba equivocado y reconozco que Martín ha sabido recoger historias de lo más interesantes. Es Amazonas en estado puro: aventura, corrupción, biodiversidad, devastación...¿pesimista?, quizás, real, sin idealizar.

 

 

Fieras familiares. Andrés Cota Hiriart.
Puede que muchos piensen que lo que este mexicano tiene para contar es poco relevante: en realidad apenas las aventuras y desventuras de un coleccionista urbano de animales. Pero lo cuenta tan bien y con tanto humor que me ha cautivado a medida que avanzaba en su lectura. Un gran escritor.



 

 

Creer en las fieras. Nastassja Martin.
Nastassja es una antropóloga francesa especializada en culturas del gran norte. Mientras está en una zona de Siberia es atacada por un oso y todas las mitologías que ha recogido de los pueblos de la zona la sitúan en el eje de los relatos animistas y tabús que estudia en esas culturas. Un libro curioso, con un enfoque original, extraño, pero sugerente.

 

 

 

 

Otras lecturas del año.

 -La isla de las tribus perdidas. La incógnita del mar latinoamericano. Ignacio Padilla.
-Y me llevó el viento. Sola alrededor del Mundo (1973). Anne-France Dautheville.
-Confines. Navegando aguas árticas y antárticas. Javier Reverte.
-Diarios del agua. Roger Deakin.
-Hijos del Nilo. Xavier Aldekoa.
-Memorias de un amante sarnoso. Groucho Marx.
-Dioses con pies de barro: el desafío humano a las leyes de la naturaleza... y sus consecuencias. Jordi Serrallonga.
-Sin energía: pequeña guía para el gran descenso. Antonio Turiel.
  


-Iberia vaciada: despoblación, decrecimiento, colapso. Carlos Taibo.
-La primera megafauna. La apasionante historia de los mamíferos más fabulosos y extraños que habitaron la Tierra tras la extinción de los dinosaurios. Antonio Monclova.
-Animales célebres. Michel Pastoureau.
-Cambiar o morir. Capitalismo, crisis climática y el Green New Deal. Noam Chomsky y Robert Pollin.
-Mano Negra en Colombia. Un tren de hielo y fuego. Ramón Chao.
-La revolución de la proximidad. De la "ciudad mundo" a la "ciudad de los quince minutos". Carlos Moreno.
-La guerra de la cocaína. Drogas, geopolítica y medio ambiente. Belén Boville Luca de Tena.
-Investigación sobre los animales. Aristóteles.


 

-7 colores. Jon Arretxe.
-Cuaderno del Duero. Julio Llamazares.
-El increíble viaje de las plantas. Stefano Mancuso.
-Crónicas de Selva. Eladio de Valdenebro.
-Hacia el corazón del Amazonas. Expedición de una vida. Valerie Meikle.
-El paquete parlante. Gerald Durrell.
-Niadela. Beatriz Montañez.
-Breve historia del conflicto armado en Colombia. Jerónimo Ríos.

jueves, 4 de enero de 2024

Castores en la península iberica. Sobre su presencia en época histórica.

A comienzos del siglo XXI el castor europeo (Castor fiber) reapareció en España debido a, al menos, una suelta ilegal en el cuenca del Ebro. Desde entonces ha ampliado su distribución por el Ebro y afluentes y, recientemente, se ha detectado en las cuencas del Tajo, Duero y Guadalquivir. Por lo visto las sueltas ilegales han continuado.

Tradicionalmente se ha considerado que hubo castores en la península ibérica hasta el s. XVI, en base a una referencia atribuida al naturalista de origen suizo Conrad von Gessner en 1551. Sin embargo, la referencia de Gessner es un error de consulta que se ha transmitido en sucesivas publicaciones.

Motivados por saber hasta cuándo hubo castores en la península ibérica, Jacinto Román y yo hemos revisado todas las evidencias publicadas sobre su presencia desde la época romana. Anteriormente, durante todo el Pleistoceno y el Holoceno, la especie aparece en yacimientos fósiles, pero nos interesaba consultar las citas del periodo histórico. Y para evitar errores como el de la referencia a Gessner hemos acudido a las fuentes originales.

Con los datos disponibles y tras una revisión de todas las evidencias materiales (restos óseos), documentales (menciones a la especie) y orales (toponimia), hallamos que es posible que hubiera castores en la península ibérica hasta la época romana temprana (siglos I-II a.C.). Esto sitúa la extinción del castor casi 2.000 años antes de lo que se venía aceptando.

Esto es lo que contamos en este artículo que nos acaban de publicar en Historical Biology. En este enlace hay un número limitado de descargas gratuitas para el pdf, pero acabadas estas puedo enviarlo por email a quien le interese consultarlo.

https://www.tandfonline.com/eprint/BSBGUSZPMYZN2GI7CIPQ/full?target=10.1080/08912963.2023.2297908

 

ENLACE DE DESCARGA. Si se ha acabado el número de descargas permitidas escríbeme aquí tu email y te envío el pdf.

El castor (Castor fiber) es un mamífero de un tamaño notorio, de adulto ronda los 25 kg y, tanto por su carne, piel y glándulas de castóreo, fue cazado por toda Europa hasta quedar poblaciones residuales. Es una especie que no pasa desapercibida. En otros países aparece habitualmente mencionada en obras escritas o se encuentra con frecuencia en yacimientos, pero esto es algo que no ocurre en la península ibérica. Foto: César María Aguilar Gómez.

Para el artículo revisamos todas las evidencias materiales, documentales y orales publicadas sobre la presencia del castor desde el periodo romano hasta nuestros días. Para las evidencias materiales identificamos si eran restos diagnósticos y si contaban con un estudio arqueozoológico. Para las documentales y orales analizamos si eran referencias directas, inferencias o transcripciones de otros autores y buscamos los documentos originales. En la foto algunos de los artículos consultados.

Página sobre el castor de Historia Animalium de Conrad von Gessner, autor de origen suizo (1516–1565) que escribió una enciclopedia a medio camino entre los bestiarios medievales y los primeros libros de historia natural. Veron, autor francés que dijo que Gessner citaba al castor en España en el s. XVI, parece que no leyó el original y malinterpretó lo que otro autor anterior dijo, dado que Gessner no escribió tal cosa y, así, trasmitió un error que se ha mantenido hasta la actualidad. El original se puede consultar aquí:

Este fragmento de mandíbula de castor con un premolar fue hallado en un yacimiento no urbano en Atapuerca (Burgos) y es la evidencia material inequívoca más próxima a la actualidad hallada en la península ibérica (Cuenca-Bescós et al. 2017 enlace). Apareció en un estrato asignado por los autores como Hierro/Romano dado que la base se dató en 2.490 ± 40 años antes del presente y en la parte alta se encontraron algunos restos arqueológicos de periodo Romano. La foto es la aparecida en Cuenca-Bescós et al. 2017.

Resumen gráfico con las certezas que proporcionan las evidencias materiales, documentales y orales halladas en la búsqueda realizada para el articulo. La falta de evidencias documentales o materiales directas no permite confirmar su presencia con posterioridad a la época romana temprana (siglos I-II a.C.).

sábado, 16 de diciembre de 2023

A Belén castores. Distribución y población del castor europeo (Castor fiber) en La Rioja.

Pastor y castor solo difieren en una letra. Así no es de extrañar que aquel niño, al que su maestro pidió a los de su clase que acudieran al belén del colegio vestidos de pastor, se hiciera un buen lío y acabara camino de la escuela disfrazado de castor cantando un villancico con la letra equivocada. Es lo que tienen las palabras parónimas. Una hilarante confusión que dio lugar a un anuncio de televisión que, en forma de video, vuelve a circular cada Navidad por muchas redes sociales.

Una sorpresa parecida ocurrió en 2005 entre muchos naturalistas españoles cuando se dio conocer la presencia de ejemplares de castor europeo (Castor fiber) en la cuenca del Ebro. Al parecer, debida a al menos una suelta ilegal en 2003 de la que todo son conjeturas porque nadie la reivindicó expresamente.

Dos décadas después, en La Rioja el castor ha ocupado la práctica totalidad de los tramos medios y bajos de sus ríos. La distribución y población estimada, producto de un censo regional que llevé a cabo en 2023, se resume en un póster presentado en el XVI Congreso Internacional de la SECEM (Sociedad Española para la Conservación y Estudio de los Mamíferos) que tuvo lugar el pasado 6 al 9 diciembre de 2023 en Granollers (Cataluña).

Puede que los castores no acudan a Belén por Navidad, pero al Ebro llegaron hace dos décadas para quedarse. 


Póster presentado en el XVI Congreso Internacional de la SECEM celebrado del 6-9 diciembre de 2023 en Granollers (Cataluña).


El castor europeo (Castor fiber) se ha vuelto común en La Rioja. Sus territorios se distribuyen de manera regular por todos los tramos bajos y medios de sus ríos, como se puede comprobar por los muchos rastros que dejan. De entre todos ellos el que más habitualmente permite determinar la ocupación de un territorio/grupo familiar son los montículos con castóreo, una secreción glandular con la que marcan con olor las orillas de los tramos que defienden frente a la presencia de ejemplares de fuera del grupo. En la foto un ejemplar en el Ebro patrullando su territorio en dirección a uno de los montículos de castóreo. Foto: César María Aguilar Gómez.


En La Rioja las presas de castor no aparecen en todos los ríos, pero en los más mediterráneos, con bajo caudal y escasa pendiente, se dan las condiciones para su construcción. En la foto una presa en el río Cidacos. Foto: César María Aguilar Gómez.


El derribo de árboles de ribera permite a los castores acceder a la corteza de las ramas. Con ello se procuran comida inmediata, especialmente durante invierno cuando la vegetación herbácea es más escasa, pero a la vez modifican el hábitat de su territorio creando un paisaje con abundante rebrote que podrá ser alimento en el futuro. En la foto una zona de alimentación en la ribera del Ebro con uso intenso durante el invierno. Foto: César María Aguilar Gómez.

 

martes, 12 de diciembre de 2023

Bosque adentro. “Espiando” quién anda por ahí cuando no estamos.

Los bosques acogen más fauna de la que muchos imaginan. Gran parte de los mamíferos tienen actividad nocturna o crepuscular, así que es poco probable que coincidamos con muchos de ellos en un paseo. Y cuando lo hacemos, lo más que vemos es su patrón de huida.

El fototrampeo salva nuestra limitación para detectar mamíferos. Las cámaras que se usan en estos estudios son nuestros ojos en el bosque. Allí trabajan día y noche a cambio solo de unas pilas bien cargadas. Es un buen trato.

Entre mayo y julio de este 2023 mi amigo Ricardo Zaldívar y yo “espiamos” la fauna de varias zonas forestales de La Rioja usando el fototrampeo. En esta ocasión buscábamos al elusivo gato montés (Felis silvestris) para el I Sondeo Nacional de la especie, una iniciativa que llevamos cabo unos 40 voluntarios por toda España.

Nuestra área de estudio incluyó el piedemonte de la sierra de Moncalvillo, una zona de transición que comprende bosques y cultivos de secano entre el límite sur del Sistema Ibérico y el Valle del Ebro en los municipios riojanos de Ventosa, Sotés, Santa Coloma, Manjarrés y Bezares. En ella empleamos 12 cámaras durante dos meses que cubrieron una superficie de 2.000 hectáreas.

Los hallazgos de gato montés formarán parte de los resultados del sondeo que se publicarán más adelante, pero entre las miles de fotos procesadas hubo más especies. Buscábamos al felino, sí, pero salió todo lo que se mueve por el bosque cuando no estamos. Que,¡no es poco! 

El gato montés (Felis silvestris) apareció en las zonas con mayor presencia de conejo (Oryctolagus cuniculus), su presa, en pequeños bosquetes de robles (Quercus pyrenaica) y encina (Q. rotundifolia) en las zonas más próximas al Valle del Ebro. Allí también aparecieron ejemplares con aspecto compatible con híbridos con gato doméstico.

 

La gineta (Genetta genetta) es el único representante en Europa de una familia de mamíferos, los vivérridos, con origen en las zonas tropicales de África. En el área de estudio es común en todo tipo de zonas forestales donde se alimenta de micromamíferos.

La garduña (Martes foina), como otros mustélidos, es un animal curioso con habilidad para ponerse a dos patas cuando quiere acceder a algo para olisquearlo. En esa posición el amplio babero blanco que tiene en el cuello se hace más notorio, como en esta fotografía.





El tejón (Meles meles) es el mayor de los mustélidos del área de estudio y un animal curioso como pocos. No hubo ni una sola cámara en las que fue detectado a la que no acudiera a meter el ojo hasta el mismo objetivo para comprobar que era aquel artefacto.

La comadreja (Mustela nivalis), también un mustélido, tiene un cuerpo alargado y patas cortas. En esta imagen sale suspendida en un salto (arriba a la izquierda). La foto no puede definir mejor a este inquieto animal que todo lo que tiene de pequeño lo tiene de nervioso.

Para ver un zorro (Vulpes vulpes) no es necesario recurrir al fototrampeo, pero aun así se agradece poder tomar fotos como la de este ejemplar relajado tomando el rastro del suelo un día de niebla en el interior de un bosque de rebollos (Quercus pyrenaica).
A veces, las imágenes nos informan de algo más que de la detección de una especie. En este caso vemos un zorro (Vulpes vulpes) que acaba de capturar uno de los abundantes conejos (Oryctolagus cuniculus) que hay en las zonas próximas a los cultivos de secano.

Los meses de verano también nos permiten detectar a las crías de algunas de las especies que han criado con éxito esta temporada. Por esta vereda aparecen dos cachorros de zorro (Vulpes vulpes) que no deben tener muy lejos la zorrera donde han nacido.

Mientras en algunas zonas de España no hay manera de lograr recuperar las poblaciones de conejo (Oryctolagus cuniculus), en otras como el valle del Ebro son abundantes y una pieza clave como presa en el ecosistema.
Hozando el fondo de esta vaguada de bosque, este ejemplar de jabalí (Sus scrofa) muestra su sorpresa al observar al borde el camino un aparato de plástico situado en un tocón que no es capaz de reconocer: la cámara.

En junio las crías del jabalí (Sus scrofa) aún tienen ese pelaje canela con rayas que contribuye a que sean menos visibles entre la hojarasca y en los claroscuros del bosque. Mientras avanzan no olvidan lo que son: crías juguetonas que socializan con sus hermanos.

Este macho de corzo (Capreolus capreolus), en su empeño por restregarse en la vegetación para dejar su olor como forma de marcar el territorio, ha arrancado una rama verde que ahora lleva enganchada entre las cuernas.

Siguiendo a su madre, estas dos crías de corzo (Capreolus capreolus) avanzan por una ladera con encinas. Aún mantienen el pelaje moteado característico de sus primeros días de vida. Su curiosidad innata les hace poner atención a todo lo que pasa a su alrededor.
En junio los machos de ciervo (Cervus elaphus) aún tienen las cornamentas creciendo bajo la borra protectora, su celo llegará al comienzo del otoño y para entonces ya se habrán desprendido de ella. Este recorre un umbrío fondo de valle entre alisos y avellanos.

Aunque las cámaras buscaban mamíferos también son unas cuantas especies de aves las que atraviesan delante de sus objetivos. En las horas centrales del día, cuando el sol calienta más, una pollada de perdices rojas (Alectoris rufa) se refugia a la sombra.

En el sotobosque el chotacabras (Caprimulgus europaeus) reposa antes de volver a recorrer las zonas abiertas con su vuelo bajo y la boca bien abierta en busca de insectos que capturar.
Desde que se han vuelo comunes en las ciudades ya apenas reparamos en la belleza de las palomas torcaces (Columba palumbus), pero vistas de cerca y dentro del bosque lucen preciosas.

Pocas veces tenemos ocasión de ver un abejero europeo (Pernis apivorus) caminando por el suelo, como si fuera una galllina, buscando avisperos. En vuelo lucen la mitad de bonitos.

En un claro del bosque este azor (Accipiter gentilis) ha encontrado la carroña de un conejo (Oryctolagus cuniculus) que, días atrás, llegó arrastrada por la escorrentía del agua por la ladera tras una fuerte tormenta con granizo.

A media tarde un busardo ratonero (Buteo buteo) descansa, aparentemente contemplativo, en el claro de una repoblación de pino laricio (Pinus nigra).

Distribución de tres especies de carnívoros (gato montés, garduña, gineta) en las 12 cámaras de fototrampeo distribuidas por el área de estudio de 2.000 ha. en el piedemonte de la Sierra de Moncalvillo (La Rioja).

Distribución de tres especies de carnívoros (zorro, tejón, comadreja) en las 12 cámaras de fototrampeo distribuidas por el área de estudio de 2.000 ha. en el piedemonte de la Sierra de Moncalvillo (La Rioja).
Distribución de tres especies de ungulados (jabalí, corzo, ciervo) en las 12 cámaras de fototrampeo distribuidas por el área de estudio de 2.000 ha. en el piedemonte de la Sierra de Moncalvillo (La Rioja).

Distribución de tres especies de roedores (conejo, ardilla, ratón de campo) en las 12 cámaras de fototrampeo distribuidas por el área de estudio de 2.000 ha. en el piedemonte de la Sierra de Moncalvillo (La Rioja).
 





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