domingo, 11 de febrero de 2018

De nuevo, enseñando los sotos del Ebro en Alfaro 1

Recorriendo el Ebro en Alfaro. C.M. Aguilar Gómez.
Por segundo año, los educadores ambientales que llevan la interpretación de la Reserva Natural de los Sotos del Ebro en Alfaro se pusieron en contacto conmigo para guiar un recorrido por el río. Querían repetir la visita que en 2016 hicimos con embarcaciones neumáticas.

Como ya he comentado por aquí otras veces, acercarse al Ebro y descubrir por primera vez su naturaleza desde el agua es casi una “revelación”. Tal vez por eso no me sorprendió la gran aceptación que tuvo aquella actividad y que en 2017 quisieran volverla a incluir entre las actividades de la Reserva.






Playas con Lythrum salicaria. C.M. Aguilar Gómez.
En esta ocasión introducimos tres balsas de rafting, con sus respectivos monitores, a las que yo me encargaba de guiar con el kayak. Este número de embarcaciones es el límite máximo para que la actividad pueda centrarse en su objetivo, el descubrimiento de fauna y flora de los sotos. Desde el agua la visión es muy distinta a la habitual de un paseante.

La cita fue el 2 de septiembre, una fecha donde ya han terminado de criar las aves, pero aún con bastante actividad en las riberas. La vegetación acuática presenta, además, un gran desarrollo y es posible reconocer gran número de especies. 







Atentos a todo lo que sucede. C.M. Aguilar Gómez.
Nos introducimos en el río en el meandro de El Estajao y nada más comenzar tenemos una buena visión de las riberas pobladas por chopos, fresnos y sauces. En las playas y orillas destacan los herbazales sumergidos de Paspalum paspalodes y las rosadas inflorescencias de la salicaria (Lythrum salicaria).

En este tramo empiezan a verse las primeras rapaces del trayecto. En esta ocasión vimos varios busardos ratoneros en vuelo que desde el río la gente los disfruta el doble. También un águila calzada posada en unos árboles de El Sotillo, tan confiada, que pudimos acercarnos y observarla sin que llegara a levantar el vuelo.




Boca de madriguera de castor. C.M. Aguilar Gómez.
Entre el Sotillo y la desembocadura del río Alhama es un buen lugar para observar algunos rastros de los castores que ocupan este tramo. La población del Ebro se formó por sueltas ilegales de ejemplares en 2003 y, a día de hoy, ya han logrado establecerse en amplios tramos del río Ebro en La Rioja, Aragón, Navarra, Álava y varios de sus afluentes.

Los castores crían en los taludes de la ribera y hacen túneles bajo el agua para acceder a sus madrigueras, secas, pero ocultas bajo tierra. Con el estío algunas bocas quedan emergidas y visibles. Y eso es lo que pudimos descubrir prospectando la ribera.

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