sábado, 25 de junio de 2016

Gabón 5 (2015) El parque Lekedi

Parque Lekedi, gorila de llanura. C.M. Aguilar Gómez.
El parque de fauna Lekedi no es un área natural protegida como lo son los parques nacionales de Gabón. Se localiza cerca de la población de Bakoumba y se trata de una iniciativa privada que, en cierto modo, es un sucedáneo de la observación de fauna en los parques del país. O una opción complementaria. En un contexto en el que solo unos pocos parques tienen infraestructuras y servicios para visitas, que los que los tienen suelen ser extremadamente caros y que, además, ver fauna requiere mucho tiempo y suerte, Lekedi es una apuesta segura. Especialmente para los turistas gaboneses de clase media y alta, que los hay.





Mono Cercopithecus nictitans. C.M. Aguilar Gómez.
Visitamos Lekedi con idea de conseguir fotografías de especies que difícilmente podríamos obtener en libertad. Llegamos a Bakoumba y, como era de esperar, la información previa que llevábamos valía de poco, ni tampoco las gestiones que Jean-Louis nos hizo con antelación. Los alojamientos en el parque no funcionaban y tuvimos que quedarnos en el único “hotel” disponible en Bakoumba, un antro infecto sin agua corriente y acceso por una calleja-cloaca del pueblo. Habríamos dormido más a gusto en las tiendas de campaña en el cesped de la oficina del parque pero nuestro “lastre-conductor” bajo ningún concepto iba a hacer camping. Eso no era negociable para él, nos lo dejó claro desde el primer día.




Humedales, río y bosque en Lekedi. C.M. Aguilar Gómez
El parque de Lekedi tiene una superficie enorme para lo que son este tipo de instalaciones, 14.ooo hectáreas, aunque es una reserva vallada. Pero su interés también está en que contiene el mismo tipo de bosque frondoso que hay en el entorno intercalado con zonas abiertas. En realidad cualquier terreno se cubre allí de bosque si lo dejan tranquilo. Así, aparte de los grupos de chimpancés, mandriles y un gorila de llanura que han introducido, se pueden ver aves silvestres como en cualquier bosque natural. Nosotros hicimos una visita corta pero pudimos ver entre otras aves gansito africano (Nettapus auritus) en las zonas inundadas o águila crestilarga (Lophatus occipitalis) y el toco negro (Tockus hartlaubi) en las zonas de bosque.




Iván sobre la pasarela en el dosel. C.M. Aguilar Gómez.
En uno de los sectores del parque hay un pequeño valle encajado de vegetación muy densa con un grupo familiar de chimpancés. Los oyes continuamente pero solo se dejan ver cuando salen de la espesura y se acercan al borde del cercado si saben que van a alimentarlos. Dentro es imposible vernos ni con la ayuda de un largo puente colgante que te permite tener una buena vista desde arriba. El puente se sitúa a 45 metros sobre el barranco y es también un sitio privilegiado para la observación de aves de la zona. Sitios así faltan en los parques nacionales de Gabón.







Gorila de llanura en Lekedi. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
En el recorrido, a parte de los chimpancés, dimos con uno de los grupos de mandriles en un espeso bosque que, en ese momento, estaba siguiendo una joven investigadora francesa. Pero el sitio que más queríamos ver era la isla de los gorilas. Han tenido varios ejemplares allí pero en ese momento solo quedaba uno. Como ya estábamos casi resignados a no  verlos en libertad, tras no poder visitar el Baï Langoué, fuimos allí para hacer fotos en situaciones naturales. Ya solo el entorno del río donde está es impresionante, la sola aproximación en barca ya merecería la pena con un dosel arbóreo con plantas trepadoras como un muro verde impenetrable. Y allí estaba uno de los animales más esquivos el bosque, el gorila de llanura. Realmente su mirada es humana. Impresiona.

sábado, 11 de junio de 2016

Gabón 4 (2015) El Baï Moupia

Entrada de elefante al Baï Moupia C.M. Aguilar Gómez
Los Baïs son claros pantanosos ubicados en el interior de los bosques húmedos africanos. Allí acuden los grandes mamíferos de bosque a consumir la vegetación herbácea pero, sobretodo, a tomar sales minerales. Elefantes, búfalos de selva y un buen número de ungulados forestales se acercan de forma rutinaria. También gorilas de llanura. En ese sentido son una oportunidad única para ver muchos de los esquivos animales de selva desde plataformas a distancia. Lamentablemente, cuando estuvimos nosotros en Gabón, ningún espacio protegido tenía habilitada ninguna plataforma o daba permiso o información de cómo visitar un Baï. Durante un tiempo hubo un Baï famoso accesible, el Baï Langoué en el parque nacional Ivindo, que tenía planes de desarrollo ecoturístico que quedaron en nada.



Regresando tras visitar el Baï. C.M. Aguilar Gómez.
Mientras estuvo funcionando su acceso era carísimo, pero al menos era una posibilidad. Ahora ni pagando. A pesar de orientarlo a un turismo de alto poder adquisitivo no lograron hacerlo rentable. Los altos costes de mantenimiento con los sueldos gaboneses, la desidia y demás problemas fueron más fuertes que la oportunidad. Y eso que allí acudían gorilas de llanura que son tan difíciles de ver en Gabón. Gestiones así son las que me hacen ver poco futuro al ecoturismo en Gabón. Por otra parte, ninguna institución gubernamental de medio ambiente, de turismo, ni entidades conservacionistas con presencia en el país nos contestaron a nuestra petición de información sobre Baïs para visitar.




Grupo de búfalos de bosque. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
Al final fue un particular, Jean-louis Albert, el único que nos dio información para visitar un Baï, uno que conocía cerca de Franceville. Jean-louis nos hizo todas las gestiones desinteresadamente para poder visitarlo. Un lujo. En la población de Moupia hay una asociación que ha construido una plataforma elevada donde poder esperar la llegada de búfalos y elefantes a la noche. Es seguro que hay muchos otros Baïs en el país que se están destruyendo por las explotaciones forestales pues apenas se valora su importancia. El día que visitamos el Baï Moupia realizamos antes un largo recorrido a pie por bosques y sabanas hasta la orilla de un río al que acudían búfalos y elefantes a beber.

 


Brote en interior de bosque abierto. C.M. Aguilar Gómez.
De camino, fue impresionante ver el interior de los bosques gaboneses. A diferencia de lo que podría pensarse, esos bosques tropicales son fáciles de andar ya que tienen sotobosques muy abiertos por la alta densidad de elefantes. La cantidad de huellas y excrementos era tremenda lo que daba un poco de impresión pues es sabido que los elefantes de selva son bastante agresivos. Nuestros guías locales apenas llevaban un machete cada uno. No quiero imaginar que habría pasado de sorprender a alguno de aquellos paquidermos iracundos. Finalmente hicimos la espera y dormimos en la plataforma del Baï Moupia, una empalizada a unos 10 metros de altura, medio podrida y bastante precaria.




Huella de elefante en el bosque. C.M. Aguilar Gómez.
Al atardecer acudieron algunos elefantes y durante toda la noche oímos el chapoteo de los ejemplares removiendo el fondo del agua en busca de sales minerales. Esta es una limitación que tienen todos los herbívoros, la dieta fitófaga no incorpora sales así que las tienen que buscar activamente. Al Baï también acudieron búfalos de selva y un varano de bosque (Varanus ornatus). En el entorno también pudimos ver aves como el toco blanquinegro (Tockus fasciatus), el vinago africano (Treron calva), el loro yaco (Psittacus erithacus) o el abejaruco pechiazul (Merops variegatus) entre otras.

jueves, 2 de junio de 2016

Gabón 3 (2015) El parque nacional La Lopé

Mosaico bosque-sabana, La Lopé. C.M. Aguilar Gómez.
El parque nacional La Lopé se encuentra en el centro del país y fue el primer espacio natural protegido de Gabón. Hace algo más de dos décadas sus bosques eran explotados para obtener la madera del okoumé (Aucoumea klaineana), el árbol más preciado de las selvas gabonesas. En 2001 cesó su extracción en el área y en 2002, con la declaración conjunta de los parques nacionales de Omar Bongo, sus 5000 km2 de bosques dejaron de explotarse. Lo más característico de este espacio es el mosaico de sabanas y bosques húmedos. Existe cierta controversia sobre el origen y la persistencia de estas sabanas. No se termina de entender la presencia de claros herbáceos en las condiciones de humedad de estas latitudes ecuatoriales. Claros que la selva no llega a reconquistar.



Elefante saliendo del bosque. C.M. Aguilar Gómez.
Hay quien ha sugerido que estas sabanas tienen un origen natural y que son un paisaje relicto de periodos más secos y fríos, la última glaciación. Según esa versión, los bosques se formaron en periodos más húmedos y no pudieron recolonizar las sabanas después. Sin embargo, a esto se superpone el manejo del hombre en las zonas abiertas. Desde antiguo se han quemado las gramíneas de los claros, las llamadas “hierbas de elefante”, que al final de su ciclo anual llegan a alcanzar los dos metros de altura. Para añadir más elementos para el debate del origen del mosaico bosque-sabana, está que en el parque se hallan algunos de los yacimientos humanos más antiguos del África tropical, con unos 400.000 años de antigüedad.




 Toco blanquinegro Tockus fasciatus C.M. Aguilar Gómez
Un paisaje atractivo para un gabonés es una zona abierta, así que prenden fuego al bosque todo lo que el clima les permite. Debe ser la "claustrofobia" que sienten por tanta selva. De este modo existe desde antiguo una fuerte influencia del hombre sobre las sabanas. Con ello la polémica está ya servida. Pero el parque tiene otro montón de atractivos y valores y, en ese sentido, el lugar es inmenso. Eso sí, en realidad es poco lo que se deja ver. En julio, cuando nosotros lo visitamos, la hierba de elefante estaba enorme y era difícil ver aves o mamíferos. Además estuvimos muy poco por allí,  íbamos de paso hacia Franceville, y la parada se centró en identificar algunas especies de vegetación con los guardaparques.




En el pequeño recorrido en coche por las pistas pudimos ver los primeros elefantes de selva (Loxodonta africana cyclotis), varios búfalos de bosque (Syncerus caffer nanus) y oír gritos de grupos de chimpancés (Pan troglodytes) al atardecer. Este inmenso parque alberga enormes poblaciones de chimpancés y gorilas de llanura. Verlos es otro cantar. Se han reportado en La Lopé las más altas concentraciones conocidas de primates no humanos en el medio natural, una agrupación de 1350 mandriles (Mandrillus sphinx) en un solo día vista en 1996. Todo ese bicherío está en el interior del bosque y una vez dentro es muy raro que logres dar con ellos, cuestión de suerte o del tiempo dedicado. Lo cierto es que han intentado habituar a grupos de mandriles y gorilas, pero sin éxito.




Barteria y sus hormigas protectoras. C.M. Aguilar Gómez
Nosotros aprovechamos el recorrido para identificar algunas especies de vegetación y recabar información con los investigadores de una estación de campo. Entre otras especies me sorprendió descubrir un helecho arborícola al que tengo cierto “cariño”, el Platycerium, un singular género que descubrí en los bosques peruanos de Pucacaca y luego en Galle en Sri Lanka. También fue curioso conocer el mutualismo entre una especie de hormiga con los árboles del género Barteria, una especie que coloniza los claros de selva con gran éxito. Sucede igual en Sudamérica con el árbol Cecropia. En ambos casos el árbol aloja nidos de hormigas en sus nudos que lo defienden ferozmente cuando sienten que algo golpea el tronco y amenaza al árbol. Impresiona verlas salir en tropel al más mínimo toque.


Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...