miércoles, 9 de diciembre de 2015

Francia 4 (2015) Puy de Dôme y templo de Mercurio

Puy de Dôme y sus bosques. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
El Puy de Dôme es el volcán más llamativo de la cadena de Puys del parque regional de Auvernia. También el más alto de esa cadena con sus 1465 m y, a consecuencia de ello, un lugar de gran afluencia turística. En 2008 fue incluido en la lista de Grandes Sitios de Francia, un inventario de enclaves naturales relevantes y singulares del país en los que se persigue que la afluencia de público contribuya a la conservación del lugar. Y es que el Puy de Dôme es un lugar muy singular y atrae a mucha gente. Pero esto no es nada nuevo, ya debió ser así al comienzo de nuestra era cuando los romanos decidieron situar sobre él un templo dedicado al dios Mercurio.



Reconstrucción templo de Mercurio C.M. Aguilar Gómez
La parte baja del volcán está densamente cubierta de bosques de frondosas entre los que destacan amplias formaciones de avellanos y viejas hayas. A partir de los 1300 m la cosa cambia, se entra en la etapa subalpina y arbolado tiene que luchar contra el viento y la nieve. La cima del volcán, un lugar herboso y abierto a modo de meseta, ha debido de ser muy atractivo desde tiempo atrás. En esa cumbre se han posado muchos intereses a lo largo del tiempo. Actualmente se puede ver una gran antena que ocupa un lugar dominante. La antena se sitúa sobre lo que ha sido, durante más de siglo y medio, un observatorio meteorológico al que subía una carretera.



Iratxe subiendo al Puy de Dôme. C.M. Aguilar Gómez.
Hoy, debido a la afluencia de gente, ya no se permite el acceso de vehículos y solo quedan dos opciones para subir: montarse en un tren cremallera o, como hicimos nosotros, hacerlo a pie. Arriba espera una sorpresa. En 1872, durante la construcción del observatorio meteorológico, encontraron los restos del templo romano, un recinto del siglo II con una superficie de 3600 m2. Nada de un pequeño lugar de ofrendas para los locales ¡todo un templo romano de peregrinaje! Este lugar de culto se encontraba en pleno trazado de la vía romana Agrippa que unía Lyon con Saintes. Así, no es de extrañar que estuviera dedicado a Mercurio, el dios romano del viaje y del comercio. Fue el templo de montaña más grande de la Galia romana. 


Excavaciones S. XIX. Foto: Centro interpretación
El recinto constaba de varios espacios, algunos dirigidos a recibir a los peregrinos y otros solo permitidos a los sacerdotes que lo custodiaban. Con la gestión del lugar como Gran Sitio de Francia se está poniendo en valor su importancia patrimonial y se ha invertido en nuevas excavaciones. Aunque en el momento de su descubrimiento se realizaron campañas arqueológicas, al modo de la época, la mayor parte de lo que se conoce deriva de excavaciones recientes. Fue en 2008 cuando se llegó a descubrir el origen de las rocas del templo, la traquita, una roca volcánica que no se hallaba en la cima.




Ruinas protegidas con grava. C.M. Aguilar Gómez.
La traquita es más fácil de cortar que otras rocas, más ligera y relativamente resistente. Su origen está en un domo volcánico en las faldas del Puy de Dome, las canteras de Kilian. Con el paso del tiempo el templo de Mercurio quedó reducido a poco más que las piedras de los zócalos. Para hacerse una idea de cómo era el templo hay un centro de interpretación. Allí están las piezas más singulares y se cuenta su historia. Buena parte del yacimiento en sí está cubierto con grava para protegerlo de los elementos. No obstante en 2014, con los últimos conocimientos,  se inició la reconstrucción de algunos muros para mejorar la interpretación del lugar. Gracias ella se muestra las dimensiones que tuvo. Un gigante sobre un volcán.

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