viernes, 10 de mayo de 2013

Sudáfrica 4 (2012) Kruger 3, Elefantes y calaos

Manada en el sur con buenos pastos. C. Aguilar
Uno de los animales más "famosos" de la fauna africana es el elefante, y no por saber que lo vas a ver deja de sorprenderte la primera vez que lo encuentras. Vimos uno nada más cruzar la puerta de Punda María en el norte, un ejemplar rugoso, imponente, con los flancos manchados con tierra roja de recostarse en el suelo. Con su trompa iba zarandeando las ramas de los árboles y descortezándolos sin ningún miramiento. Así, entendíamos mejor la forma de muchos de los árboles del mopane arbustivo que veíamos rotos y tronchados en algunas zonas del parque. También “segaba” manojos de hierba con su trompa con la eficacia de una guadaña.





Elefante sacando agua del suelo en el norte. C. Aguilar
Una de las mejoras típicas en los parques con periodos secos acentuados es la creación de puntos de agua. En el Kruger solíamos ver pequeños molinos de viento asociados a bombas de aguas que sacaban agua del subsuelo y la almacenaban en tanques de cemento. Ese agua iba manando poco a poco a un abrevadero al que acudía la fauna en épocas secas. En la zona norte, la más seca, los elefantes habían descubierto que era mejor succionar directamente del tanque, en realidad solo ellos podían hacerlo. También vimos a los elefantes escarbando con su trompa en el lecho seco de los ríos hasta dar con el nivel freático, una imagen sorprendente.





Matriarca con su grupo advirtiéndonos. C. Aguilar
Lo cierto es que los elefantes no son escasos en el Kruger, el último censo arrojó una cifra 13.750 individuos en 2010-11 así que no eran difíciles de ver. A parte de ejemplares solitarios, solíamos encontrar manadas de hembras con crías. Estos animales son más peligrosos de lo que uno pueda pensar y aunque la mayoría de las veces se muestran apacibles, en los campamentos te dejan bien claro que mantengas las distancias. Lo normal es que se dejen acercar mucho, pero si el animal da indicios, aun sean mínimos, de estar receloso hay que evitar invadir su espacio. Lo comprobamos en varias ocasiones, especialmente una vez que una manada iba a cruzar la pista.





Advertencia de pelibro en campamento. C. Aguilar
Llevábamos vistos bastantes elefantes y ante ese grupo intentamos adelantarlos antes de que cruzaran la pista. En ese momento, la matriarca se puso en medio y nos advirtió con su actitud de que debíamos esperar. Entendimos el mensaje y lo respetamos, pero una semana más tarde en otro parque nacional, en Infolozi, la hembra de un grupo que se había asustado por un grupo a pie con un ranger, nos cargó sin apenas percatarnos hasta tenerla corriendo frente a nosotros. Afortunadamente, los rápidos reflejos de Javier al volante conduciendo a toda velocidad marcha atrás, nos libraron de un percance. A veces a otra gente no le ha ido tan bien, hay quien comente una imprudencia y no lo ve venir. 




Calao (Bucorvus leadbeateri). César Mª Aguilar
Otros “damnificados” de los elefante en el Kruger son los calaos terrestres (Bucorvus leadbeateri), un ave espectacular que en Sudáfrica está en regresión con solo 1500-2000 ejemplares. Pudimos ver varios grupos en distintos lugares, pero se calcula que en el Kruger no hay más de 150 grupos formados de normal por 2-8 ejemplares con una hembra dominante. La alta densidad de elefantes y sus daños al arbolado parece que están reduciendo la disponibilidad de árboles viejos con huecos que necesitan los calaos para criar. Esta especie es sorprendentemente longeva, pudiendo vivir 50-60 años. Los grupos que vimos se mostraron muy confiados, experiencia “vital” no les faltaría con esa larga longevidad.

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