miércoles, 23 de marzo de 2011

Perú 3 (2011) Aves y otros mamíferos de Pucunucho

Pichico Saguinus mytax. Foto: C.M. Aguilar Gómez.
Todos estos días por Pucunucho han dado para ver más fauna que monos tocones. De primates hay otra especie que se ve en el área, son los llamados pichicos (Saguinus mytax). Son pequeños con un cuerpo poco más grande que un puño pero con una cola muy larga y una especie de máscara blanca. Es un primate común más generalista y que aparece en una amplia área de distribución. Los hemos visto en grupos veloces saltando por las ramas y uno de los días tuve uno de ellos justo encima del punto de escucha. Son difíciles de fotografiar ya que son muy ágiles y solo paran quietos por un momento para observarte y luego se van. Además como son de pelaje oscuro las fotos suelen ser puro contraluz contra el cielo, aunque tienen partes del cuerpo rojizas.



Perezoso Bradypus variegatus Foto: C.M. Aguilar Gómez
Mas fácil de observar y fotografiar fue un perezoso (Bradypus variegatus) que descubrí justo encima de donde me encontraba. Llevaba buen rato allí y el bicho ni movérsele una ceja oye, no fue hasta que se decidió a darse el paseo de la mañana que lo vi, apenas se desplazó un par de metros. En ese “gran recorrido”, que le llevó un buen rato, me dio tiempo a sacar la cámara fotografiarlo y hasta me animé a hacerle un video que había tiempo para todo a esa velocidad. Desde luego movido, movido, no sale para nada en las fotos.  El caso es que allí se pasó toda la mañana sin inmutarse, los días siguientes ya debió de cambiar de árbol pues no lo volví a ver hasta uno de los últimos días que estaba dándose otro de esos veloces paseos. El árbol en el que lo encontré aquí le llaman cetico (Cecropia cetico) y después me dijeron que es del que se alimentan estos bichos.


Ortalis guttata Foto: César María Aguilar Gómez.
Los ceticos en esta época son bastante importantes para muchas especies de fauna ya que tienen unos frutos pequeños que ahora están maduros. Además presentan unas ramificaciones muy amplias y grandes hojas dejando amplios espacios en su bóveda que permiten ver en todo momento quien se mueve por arriba. Allí comían todas las mañanas unas pavas de monte (Ortalis guttata) que eran bastante abundantes y ruidosas y que aquí las llaman Manacaracos en una especie de nombre onomatopéyico del ruido que hacen. Son muy huidizas y se las ve siempre por las bóvedas del bosque pero en cuanto notan tu presencia desparecen de la vista, así que parece que les han tenido que dar mucha caza ya que son un buen bocado. Pero a pesar de ello se las puede oír por largo rato montando bulla durante las primeras horas de la mañana. Incluso, a cierta distancia y con poca experiencia, se podrían confundir sus gritos con las vocalizaciones de monos tocones, así que hay que prestar atención para diferenciarlos bien.



Capitus auratus con frutos. C.M. Aguilar Gómez.
Comiendo los frutillos del árbol este, estaban también los monos tocones y una variedad de aves de diferentes grupos. Alguna de ellas fueron tucanes (Pteroglossus castanotis), córvidos (Cyanocorax violaceus), carpinteros (Melanerpes cruentatus), ictéridos o oropéndolas del nuevo mundo (Cacicus cela), tangaras (Cissopis leveriana) y barbudos (Capitus auratus), todos picoteando los frutos del cetico. En realidad es un árbol relativamente común y de rápido crecimiento así que parece jugar un importante papel en proporcionar recursos para la fauna en este bosque de “purma” en proceso de regeneración.

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